jueves, 28 de abril de 2016

LOS COLOMBIANOS TENEMOS MENTALIDAD DE POBREZA

Más de la mitad de los colombianos vive en la pobreza y 16%  vive en la pobreza extrema o miseria, este indicador nos ubica como uno de los países más pobres de América y si miramos las cifras de desigualdad estamos de 145 entre 160 países. Pero ¿cuáles son las causas de nuestra pobreza? Tenemos un territorio rico en minerales como oro, carbón, petróleo, fuentes hídricas, tierras de cultivo y muchos otros, sin embargo, seguimos siendo pobres. Una extraña comparación de Colombia contra un país como Japón, con tierras casi desérticas, superpoblación y básicamente nada que explotar, excepto, claro, su gente. Japón es un país donde el mayor recurso es su gente, ellos se preparan, estudian, se capacitan y gracias a sus avances tenemos excelentes productos tecnológicos en automóviles, computadores, celulares, etc.

Las personas vistas como un recurso son inagotables, contrario a nosotros que explotamos nuestras fuentes no renovables, destruimos páramos, ríos y acabamos con el medio ambiente en general. Nunca nos hemos preocupado en pensar que el estudio y la capacitación son un recurso, uno que nunca se acaba, mientras que el petróleo, el carbón, el oro, las esmeraldas algún día se acabarán ¿y de qué vamos a vivir? si prácticamente todo lo importamos, no sabemos hacer nada, no nos capacitamos para ello, somos conformistas, mediocres, facilistas. Una realidad que se profundiza por la falta de valor que le damos a la educación, en un país donde ir al colegio no es importante ni para los estudiantes ni para los padres de familia, ni para el estado, no se ve como un requisito para el progreso, por ello tenemos los resultados más bajos a nivel mundial según las pruebas PISA realizadas por la OCDE en el 2012, cuyos indicadores nos muestran casi en toda medición en el último lugar entre 42 países.
Y la realidad es esta: vivimos del rebusque, del más tramposo, del más vivo, del que “se le aparezca la virgen” y le resulte un negocio, del que robe al estado sin dejar evidencia, una cultura facilista extendida  y heredada de las épocas de auge del narcotráfico, a tal punto que los antivalores ya se volvieron valores ¿y la educación? no, pasó a un segundo plano o a un tercero, es que eso requiere esfuerzo, dedicación y disciplina, mejor irse por el camino fácil, por eso, nuestros pasatiempos son el fútbol, el chisme, las novelas, las borracheras y demás banalidades, pero no los libros ¡eso nunca! ni para trancar la puerta, mejor comprar una botella de aguardiente porque los libros son muy caros; el trago no. Hablando de lectura, el 51.6% de los colombianos no leyeron ni un libro el año anterior y mientras en otros países en promedio se leen hasta 33 libros por persona al año, aquí 4.2, una vergüenza.
Claro que en muchos casos la pobreza es conveniente, obviamente no a los pobres, sino a los ricos y gobernantes de un pueblo bruto que vota siempre por los mismos a pesar de la corrupción y mala administración, todo a cambio de un mercado, una lechona o un falso ideal para después mostrarlos en los medios como los héroes, los líderes dignos, los padres de la patria. Tal vez es la causa de que ni siquiera recibamos incentivos del estado para estudiar, pues apenas el 69% de los colombianos han terminado sus estudios hasta bachillerato o educación media, y si medio sabiendo vemos corrupción ¿cómo sería si estuviéramos más preparados? gracias a ello nuestros dirigentes son felices viendo al pueblo sin educación y a la larga, nosotros también.


En resumen, somos pobres por falta de educación y mediocres y conformistas por lo mismo, hasta lo llamamos felicidad,  y para ilustrarlo, no más hay que ver las posturas de los estudiantes en las aulas de clase donde prima la ley del menor esfuerzo, allí la pregunta más común es ¿cuánto es lo mínimo para pasar? y por eso vivimos con lo mínimo, en todo sentido, de la escuela a la tumba.




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