LOS COLOMBIANOS TENEMOS MENTALIDAD DE POBREZA
Más de la mitad de los colombianos vive en la pobreza y 16%
vive en la pobreza extrema o miseria, este indicador nos ubica como uno
de los países más pobres de América y si miramos las cifras de desigualdad
estamos de 145 entre 160 países. Pero ¿cuáles son las causas de nuestra pobreza?
Tenemos un territorio rico en minerales como oro, carbón, petróleo, fuentes
hídricas, tierras de cultivo y muchos otros, sin embargo, seguimos siendo
pobres. Una extraña comparación de Colombia contra un país como Japón, con
tierras casi desérticas, superpoblación y básicamente nada que explotar,
excepto, claro, su gente. Japón es un país donde el mayor recurso es su gente, ellos
se preparan, estudian, se capacitan y gracias a sus avances tenemos excelentes
productos tecnológicos en automóviles, computadores, celulares, etc.
Las personas vistas como un recurso son inagotables, contrario a
nosotros que explotamos nuestras fuentes no renovables, destruimos páramos,
ríos y acabamos con el medio ambiente en general. Nunca nos hemos preocupado en
pensar que el estudio y la capacitación son un recurso, uno que nunca se acaba,
mientras que el petróleo, el carbón, el oro, las esmeraldas algún día se
acabarán ¿y de qué vamos a vivir? si prácticamente todo lo importamos, no
sabemos hacer nada, no nos capacitamos para ello, somos conformistas,
mediocres, facilistas. Una realidad que se profundiza por la falta de valor que
le damos a la educación, en un país donde ir al colegio no es importante ni
para los estudiantes ni para los padres de familia, ni para el estado, no se ve
como un requisito para el progreso, por ello tenemos los resultados más bajos a
nivel mundial según las pruebas PISA realizadas por la OCDE en el 2012, cuyos
indicadores nos muestran casi en toda medición en el último lugar entre 42
países.
Y la realidad es esta: vivimos del rebusque, del más tramposo, del
más vivo, del que “se le aparezca la virgen” y le resulte un negocio, del que
robe al estado sin dejar evidencia, una cultura facilista extendida y heredada de las épocas de auge del
narcotráfico, a tal punto que los antivalores ya se volvieron valores ¿y la educación?
no, pasó a un segundo plano o a un tercero, es que eso requiere esfuerzo,
dedicación y disciplina, mejor irse por el camino fácil, por eso, nuestros
pasatiempos son el fútbol, el chisme, las novelas, las borracheras y demás
banalidades, pero no los libros ¡eso nunca! ni para trancar la puerta, mejor
comprar una botella de aguardiente porque los libros son muy caros; el trago
no. Hablando de lectura, el 51.6% de los colombianos no leyeron ni un libro el
año anterior y mientras en otros países en promedio se leen hasta 33 libros por
persona al año, aquí 4.2, una vergüenza.
Claro que en muchos casos la pobreza es conveniente, obviamente no
a los pobres, sino a los ricos y gobernantes de un pueblo bruto que vota
siempre por los mismos a pesar de la corrupción y mala administración, todo a
cambio de un mercado, una lechona o un falso ideal para después mostrarlos en
los medios como los héroes, los líderes dignos, los padres de la patria. Tal
vez es la causa de que ni siquiera recibamos incentivos del estado para
estudiar, pues apenas el 69% de los colombianos han terminado sus estudios
hasta bachillerato o educación media, y si medio sabiendo vemos corrupción
¿cómo sería si estuviéramos más preparados? gracias a ello nuestros dirigentes
son felices viendo al pueblo sin educación y a la larga, nosotros también.
En resumen, somos pobres por falta de educación y mediocres y
conformistas por lo mismo, hasta lo llamamos felicidad, y para ilustrarlo, no más hay que ver las
posturas de los estudiantes en las aulas de clase donde prima la ley del menor
esfuerzo, allí la pregunta más común es ¿cuánto es lo mínimo para pasar? y por
eso vivimos con lo mínimo, en todo sentido, de la escuela a la tumba.
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